La motricidad es la capacidad del ser humano para controlar los movimientos de su propio cuerpo. Implica la coordinación de los músculos, los huesos y los nervios para realizar tareas que van desde las más sencillas, como mover un dedo, hasta las más complejas, como correr o bailar. Su desarrollo es crucial para la independencia y la exploración del entorno, especialmente durante la infancia.
Tipos de motricidad
Se clasifica en dos categorías principales, que se desarrollan a lo largo de toda la vida y se estimulan desde el nacimiento:
Motricidad gruesa: Involucra el movimiento coordinado de grupos musculares grandes del cuerpo, como los de los brazos, piernas y tronco.
Motricidad fina: Se refiere a los movimientos pequeños y precisos que requieren una coordinación cuidadosa entre los músculos, especialmente los de las manos, los dedos y los ojos.
La motricidad es la capacidad del ser humano para controlar los movimientos de su propio cuerpo. Implica la coordinación de los músculos, huesos y nervios para ejecutar movimientos, desde los más sencillos, como mover un dedo, hasta los más complejos, como correr o bailar. Este control se desarrolla a lo largo de la vida, pero es especialmente crucial en la infancia.